Esta ternura mía
que palpita en mi ser apasionada,
me lastima las manos y me hiere
con la embrujada sed de su llamada.
Yo conozco su voz y a veces llega
hasta el lecho final de mi garganta,
pero le son extraños los sonidos
de su mágico mundo, las palabras.
Yo conozco su voz y a veces quiero
retornar en el brote de sus alas,
pero le soy ajeno, y su tibieza
se resume entre mis dedos.
Esta ternura mía
que palpita en mi ser apasionada,
desde su antiguo mundo me contempla
sin escuchar mi voz aprisionada.
viernes, 31 de julio de 2009
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